MIS DESAYUNOS PERDIDOS POR LAS BALLENAS JOROBADAS

No se en qué maldito año se descubrió que las simpáticas de las ballenas jorobadas acudían a las costas de Manabí para aparearse. Y no se quién fue el primer pornógrafo con lancha que creyó que sería una genial y productiva idea llevar turistas a observar tal portento de la naturaleza.
Le primera vez que me cogieron de pendejo fue en Esmeraldas, dudé al principio porque no estábamos en la costa de Manabí, pero me dejé nomás convencer y creo que acepté el viajecito porque estaba aburrido de tanto vecino quemado y de tanto vendedor de agüecoco. Me subí pues a la lancha luego de escuchar la cantaleta del vendedor del paquete de turismo sexual cetáceo, que ofrecía todas las emociones que un ser humano nacido en Quito puede sentir al navegar en su pendejada de canoa a dos metros de un grupo de ballenas en celo y algunos machos que habían escogido esas aguas porque antes eran tranquilas.
Trepados en la lancha vas dando saltos y golpes como en las abandonadas avenidas de Quito, Tumbaco y Cumbayá. Solo que sin amortiguadores. Las olas van todas en contra nuestra y recuerdo que el rato menos pensado sentí mi boca llenarse de agua, mis ojos de lágrimas y mi alma de vergüenza. Me agaché lo más disimuladamente que pude frente a ocho desconocidos que se hicieron bondadosamente los giles mientras yo vomitaba el espíritu a la derecha del motor fuera de borda ante la sonrisa entrenada para todo mal del capitán. Las gaviotas empezaron a perseguir mi desayuno que quedó flotando aguas atrás.
Avanzamos durante mucho tiempo, las benditas ballenas nunca aparecieron. El Capitán seguí a acelerando su motor como si supiera a dónde iba. Yo sentí que estábamos ya por llegar a Colombia o que pronto un barco gringo nos detendría como a vulgares coyoteros. Estábamos demasiado lejos del lugar donde me subí. Y los pasajeros –todos- pedimos con la amabilidad del caso –El Capitán tenía machete- que regresemos nomás y que veríamos a las ballenas en el Discovery Channel.
La segunda vez que me cogieron de pendejo me cogieron de pendejo porque la primera vez no me había muerto. Además me había quedado picado porque nunca las vi a las tales ballenas jorobadas. Me pasó exactamente lo mismo, vomitada por estribor y terror de ser secuestrado, con la diferencia que esta vez si asomaron unos bultos gigantescos que vagaban lentamente por la superficie del océano. De pronto pensé que si las ballenas hubieran querido virarnos la lanchita lo hubieran hecho con enorme facilidad. Me abracé a mi rudimentario chaleco salvavidas, al cual le tenía cierta confianza porque usando uno igualito de rudimentario me había caído de la banana pero no me había ahogado. La verdad y pese a que amo los animales, las ballenas no me pusieron feliz de verlas y volví a pedir amablemente al capitán que regresemos nomás a la seguridad de la arena.
La tercera vez que me cogieron de pendejo, me cogieron de pendejo porque a nivel del mar me pongo muy pendejo. Creyéndome muy pilas me tomé un anautín para no marearme y recuerdo haber visto al anautín hundirse en las aguas saladas junto con el resto del contenido de mi estómago mientras una guagüita de miércoles decía ¡que asco!, y la mamá le decía “cállate Jenny!!”. Las gaviotas hicieron lo mismo y seguro alguna se tragó mi pastilla. Llegamos muy al norte, se le agotó la gasolina al pendejo del capitán, se apagó el motor fuera de borda. Pasaron los minutos. Lloró la Jenny, casi llora la mamá de la Jenny. El ayudante del capitán silbaba como si alguien le hubiese podido escuchar en esa inmensidad. Hasta que otro grupo de giles llegaron por la zona metido en la misma aventura y nos remolcaron de regreso, totalmente insolados, cabreados y hambrientos. Regresamos sin haber visto ni media ballena y al bajarme de la puta canoa me golpeé la pantorrilla en un filo y grité como una niña.
Ya aprendí a no meterme en la vida sexual de las ballenas jorobadas. Ya aprendí a no meterme en la vida sexual de las ballenas jorobadas. Ya aprendí a no meterme en la vida sexual de las ballenas jorobadas. Ya aprendí a no meterme en la vida sexual de las ballenas jorobadas.
MIS DESAYUNOS PERDIDOS POR LAS BALLENAS JOROBADAS MIS DESAYUNOS PERDIDOS POR LAS BALLENAS JOROBADAS Reviewed by RLN on 8:03 Rating: 5

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