-YO: ¿Padre?
-CURA: zzzz zzzz zzzz
-YO: (Dando golpecitos en una de las paredes de madera del confesionario) ¿Padre está usted ahí?¡Padre!
-CURA: Sí, sí (tos con un poco de flema). Dime hijo. ¿Vienes a confesarte?
-YO: Aha.
-CURA: ¿Cómo te llamas?¿Cuantos años tienes?¿Eres casado? ¿Crees en Dios Padre Todo poderoso?
-Yo: Rafael, 34, si, no.
-CURA: ¿Cómo dices?
-Que sí soy casado.
¿Y crees en Dios?... Claro Padrecito ¿cómo no?... A bueno, te entendí mal entonces… Así parece, yo también a veces me entiendo mal… Y dime ¿qué te impulsó a limpiar tu alma?... Me arrepiento de muchas cosas… ¿Cómo cuáles hijo?
-(Tomando mucho aire) Me arrepiento de haber hecho públicos algunos encuentros sexuales, y de haber tumbado a patadas un muro en Salinas estando borracho, me arrepiento de haber virado unas casetas de guardias con los guardias adentro cuando dormían, y de haberle dado serenata a mujeres casadas. Me arrepiento de haberme burlado de las reacciones amorosas de las mujeres que dejé de querer y más me arrepiento de haber tenido ridículas reacciones amorosas hacia mujeres que me dejaron de querer. Me arrepiento de haber jodido mi disco duro por mirar pornografía por Internet, y me acuso de que lo volveré a hacer una vez el técnico me cargue un antivirus pirata. Me arrepiento por haberme puesto a dieta y me acuso de intentar fiar un polvo a una prosti. Acúseme Padre por odiar a un montón de parientes y por haber copiado siempre en la clase del Didonato porque ahora me tocó aprender al apuro las Obligaciones y los Contratos.
A los diecisiete fui culpable de estupro, pero el delito duró treinta segundos; me arrepiento de haber contado cachos colorados en mi Primera Comunión y me arrepiento de haber hecho la Primera Comunión. De los Mandamientos he caído en todos y en ocasiones he violado hasta diez al mismo tiempo.
-¿Diez mujeres? ¡Diabólico hereje!
-No Padre, Mandamientos; por ejemplo en un viernes santo, le robé la enamorada a un casi amigo jurándole por Dios que la amaba más que a Dios y casi nos llevan presos por desnudarnos dentro del carro -de paso cometí soborno-.
-Exageras hijo, pues de todas formas no deshonraste a tus padres.
-Si, porque ella era su ahijada y el carro era el de ellos.
-¿Quieres decir que también mataste en ese mismo acto?
- Sí Padre, porque al bajar del Parque Metropolitano quisieron asaltarnos mientras manejaba y les pasé con el carro por encima a dos de los choros.
Pero la verdad de eso no me arrepiento, pero pecado es pecado, con o sin defensa propia ¿no? O debí haber puesto la otra mejilla, o mejor dicho dejarme asaltar diciéndole a Dios que los perdone porque no saben lo que hacen ¿no?
-No es lo mismo, hereje
-Ahh ¿porque esos choros si sabían lo que hacían?
-¡No!, hijo de Belcebú. Ya estoy yo mismo arrepentido de haberte recibido. Jamás creí que aquello de violar todos los diez mandamientos fuese posible en un solo acto.
-Hubo un Papa que lo hizo antes que yo padrecito.
-Si no me dices quién, te excomulgo.
- ¿La amenaza no es pecado Padre?
-Mira voy a perder la paciencia…
-Ok, ahora le cuento. (Volví a tomar mucho aire) El Papa Inocencio III que hizo pasar por cuchillo a los miles de Cátaros, quienes cometieron la burrada de contradecir a la Iglesia Católica. Ordenó una cruzada, en la que prometía el Paraíso a quienes se alistaran. Estos nuevos “cruzados” (los cables) quemaron y violaron a numerosos herejes. Tomaron al asalto la ciudad de Béziers, matando -y otra vez violando- a más de sesenta mil habitantes. En esta masacre los soldados asesinos preguntaron al abad Arnoldo, cómo podrían distinguir a los fieles católicos para no matarlos, y este cura respondió: “Matad, matadlos a todos, que luego Dios los distinguirá en el cielo." Elé ¿qué le parece Padrecito? ¿Padre?
-Dime.
-¿Quién es Belcebú?
-El diablo. Satanás.
-Ahh ya ok…que cultos son ustedes los Jesuitas.
-Soy agustino. ¿Tienes algo más que confesar? Estoy cansado.
-Entonces dejemos aquí el tema. ¿Cuánto me toca de multa?
-Penitencia querrás decir.
-Sí, eso mismo.
-Ve y pídele perdón a cada persona a la que has herido con tus pecados. Esa es tu penitencia.
-Ni cagando Padre.
-¿Cómo?
-Se suponía que usted me iba a perdonar en su calidad de apoderado general de Dios.
-Si lo haré, pero debes remediar el daño causado.
-¿Cuál daño?
-Por ejemplo a tu amigo a quien despojaste de su novia
-Pero, si le hice el mayor favor de su vida, si viera la gorda horrible que es ahora, le creció todo menos la cuenta de ahorros. Se hizo idéntica a la mamá que es otra gorda horrible de esas que a ustedes les facilitan el voto de castidad.
-(Suspirando) No quiero discutir.
-(Cabreado porque me dijo hijo de Belcebú y hereje el muy cabrón) Ok Padrecito, yo le propongo algo mejor.
-¿Qué será?
-Sabía que millones de personas se infectaron y mueren con SIDA.
-Si qué atrocidad, Dios se apiade de aquellas pobres criaturas.
-Sabía que el nuevo Papa concedió, como gran favor, la autorización para el uso del condón, pero exclusivamente para las parejas de casados cuando uno de los cónyuges esté infectado con SIDA.
-¿Qué es lo que quieres desquiciado?
-Que primero pidan perdón ustedes a toda la humanidad antes de creerse capaces de perdonarme a mí.
LA CONFESION
Reviewed by RLN
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13:57
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Excelente! Solo demasiado excelente. Para reirse (osea cagarse de risa), para pensarlo, y para enviarlo a los amigos por mail (aunque no se si se violen derechos de autor).
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