LA VERGA


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Para que la discusión termine sin que nos mandemos allá mismo, me he propuesto hacer una explicación adecuada de este término utilizando mis vastos conocimientos del castellano, la sociología, la psicología y la marina. Y la historia.
La Real Academia de la Lengua dice del dichoso término lo siguiente:
(Del lat. virga).
1. pene.
2. Arco de acero de la ballesta.
3. Vara, palo largo y delgado.
4. Tira de plomo con ranuras en los cantos, que sirve para asegurar los vidrios de las ventanas.
5. Percha labrada convenientemente, a la cual se asegura el grátil de una vela.
6. Rama delgada.
Según la misma Academia en Venezuela y en El Salvador el término en cuestión sirve para “expresar sorpresa, protesta, disgusto o rechazo”. En Ecuador también sirve, por ejemplo con toda seguridad el Patiño al enterarse del video que le hizo su fiel ayudante Quinto, habrá exclamado ¡Qué verrrrga!, ó ¡Qué traidor ese quintocaradearcodeacerodelaballesta!, o tal vez se arrepintió diciendo ¡de gana le recibí al carelaperchalabrada del Rodas!
Hay, según la Real Academia, el término “Verga seca”, pero nada tiene que ver con un estado de deshidratación sino que es aquel mástil en el barco que no lleva vela. De paso, yo al menos soy un verga seca, porque ni loco llevaría una vela. Se me queman los pelitos.
-¿Y esto, querido maestro, quiere decir que si no llevo vela en el entierro soy una verga seca?
-No Sylkita, quiere decir que no te metas donde no te llaman.
-Ahhhh.
Continuamos, “verga toledana” es una medida antigua equivalente a dos codos. O sea quien tenga un pene del largo de una verga tiene derecho a sentirse agradecido. O está siendo redundante.
“Verga en alto”, por su parte, denota que “la embarcación está pronta y expedita para navegar”. De esta definición no diremos mucho porque solita se explica. ¡Leven ancas!, perdón, anclas.
Ahora bien, al pobre Presidente Correa se han dedicado a exprimirle la paciencia –que ni tiene- con el Vergagate en que se fue a meter por poner un ejemplo de interpretación de las palabras. El Presidente tenía toda la razón, solo que ya le cayó mal a varios medios de comunicación y la buena intención que tuvo, en definitiva, se le fue a la casa de la vara.
Él decía que no está bien usar términos peyorativamente y luego escudarse diciendo que pueden ser interpretados, si no me equivoco se quejaba de que le pusieron en un titular que ASALTÓ LA JUNTA BANCARIA y alguien le decía que ASALTO puede ser interpretado. Entonces el Presidente usó el ejemplo de la “verga” para explicar que si te dicen ándate a la casa de la verga, no te están diciendo que te vayas al hogar de los mástiles, sino a la casa de la verga mismo, y que eso es lo que no aceptaba, no que le manden a la casa de la verga, sino que en el camino, le interpreten.
Breve manual del uso de la palabra en cuestión, con leve toque histórico:
a) Cuando decimos “¡qué verga!” denotamos ira. Cuando una gringa va al Chota y dice ¡qué verga!, denota entusiasmo y agradecimiento a su agencia de viajes. Es decir aquí nomás ya podemos encontrar al menos dos tipos de verga: La primera es una interjección y la segunda un objetivo turístico.
b) Cuando envías a alguien a la casa de la verga, le estás diciendo que se vaya a la concha de su madre. Así mismo al decirle a tu pana ¡hola careverga!, expresas confianza y cariño, pero si al que te chocó el carro le dices lo mismo, no quieres decir que su rostro es igual a un pene, sino que maneja como la verga. Manejar como la verga, significa que eres busero. O taxista. O cualquier quiteño manejando cuando llueve. Acá tenemos cuatro vergas más que son: un destino indeseable de connotación familiar, una muestra de fraternidad, un adjetivo calificativo y un estado de ánimo al conducir vehículos, generalmente de forma imbécil.
Remitiéndonos a la historia –yo había ofrecido ser lo más académico posible- el término “verga” apareció primero en la marina que en el calzoncillo. El paso del barco a la mano se explica –sicológicamente- porque todos nos creemos dueños de (o quisiéramos tener) un miembro de dos codos de largo. A la cansada la Real Academia de la Lengua terminó por aceptar “pene” como sinónimo de “verga” y, como vimos al principio de este tratado de vergología, por la frecuencia en su utilización, está en el número uno del citado Diccionario.
La verga también está sometida a la Ley de la Relatividad. Verbigracia: Si a los mástiles más altos los hubiesen bautizado como “Escorpiones”, en este mundo no existirían los carevergas y todos andaríamos con un escorpión en el calzoncillo, y sin miedo. Pero el “Escorpión” Aristizábal viviría resentido. Y ninguna dama aceptaría que sentó encima de uno.
Leve toque histórico:
Hace algunos siglos un grupo de marineros discutían y hacían alarde del tamaño de sus penes, de la siguiente forma:
Marinero 1 (señalando el mástil del barco).- El mío se pone como esa verga cuando asoma tu hermana.
(Se escuchan las risas de toda la tripulación menos la del hermano)
Hermano.- Dirás aquello por lo podrido que está el mástil.
Marinero 1 .- No, lo digo por lo parecido que se pone.
Hermano (que había estudiado lógica).- Si tu pene se parece al mástil y al mástil lo llamamos verga, entonces tu pene es una verga y a juzgar por las similitudes que he visto cuando te desnudas, tú eres el perfecto cara de verga.
Marinero 1.- ¿Ahhh?
(Se vuelven a escuchar risas de la tripulación, menos del marinero 2 que tiene una duda)
Marinero 2.- Oye, ¿por qué decís que la verga está podrida, joder?
Hermano.- Porque me lo dijo el Capitán y en la próxima tormenta se partirá en pedazos, quedaremos a la deriva y nos iremos a la verga.
Tripulación- ¡Qué verga!
¿Estamos claros?
LA VERGA LA VERGA Reviewed by RLN on 10:20 Rating: 5

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