De reinas y cosificaciones


Estoy en contra de convertir a la mujer en un trozo de carne, pero no se si yo tengo el derecho de prohibírselo. Creo que hay que hablar más, informar de lo que se pueda, poner al alcance de todas las opciones de la civilización, incentivar el cultivo de sus talentos e inteligencia, impedir como sea los abusos y violencias y castigar todas sus formas, buscar la igualdad tan ansiada por el feminismo, etc.  Y desde mi espacio, hago lo posible por no estorbar en esta lucha que me hubiera encantado que tuviera los resultados que tiene en la actualidad hace 1000 años.

¿De qué se trata sino el feminismo? Para un poco de nerviosos es un ataque gratuito al hombre y  hasta usan palabras de elevadísima ignorancia como feminazismo.  Para quienes lo entendemos es la lucha por igualar en derechos y oportunidades a mujeres y hombres.  Y para lograr esto, las construcciones sociales deben ir cambiando de manera radical.  Pero al final, de lo que hablamos es de libertad para mujeres y hombres por igual, de una libertad que vaya desde lo más elevado de la actividad humana, hasta las más superficiales.

Hace unos días el Municipio de Quito anunció que no organizará ni financiará el certamen de “Reina de Quito”.  Aunque lo hizo acompañado de un discurso sobre la cosificación de la mujer, me pareció una buena decisión que la Entidad se abstenga de gastar fondos públicos en asuntos que bien (y hasta mejor) pueden ser manejados por el sector privado.

Entendiendo lo mismo que yo, un par de voces se manifestaron con la intención de hacerse cargo del evento. Sin embargo, acabo de enterarme con decepción de que el Municipio no autorizará el uso de la marca ‘Reina de Quito’, que pertenece a la Unidad Patronato Municipal San José. 

Y esto si me ha hecho saltar de la silla, pues aunque el tema de un concurso de belleza no debería ser uno de los ejes de nuestras reflexiones diarias, salvo que seas candidata o candidato, encuentro temas más profundos que se juegan y que se desdibujan en un charco populista y binario:

1.- El tema de la “cosificación”.  Este concepto, como los demás, no debería ser entendido como un absoluto, y siendo un criterio extremadamente útil que ha resultado de las reflexiones que el feminismo ha luchado por introducir en el consumo diario de nuestras formas de ver y entender a los géneros, corre peligro de convertirse en una serpiente que se come su propia cola.

2.- Quiero decir, si en el nombre del feminismo, una mujer le dice a otra lo que puede o no puede hacer con su cuerpo, entonces esa libertad defendida con tanta razón por el feminismo, regresa como un búmeran  (entiéndase mujeres adultas, con voluntad  y consciencia suficientes).  Entonces, si hay mujeres quiteñas que quieren participar en el Reina de Quito,  y muchos interesados en que ocurra, ¿qué razón tienen aquellos y aquellas que no gustan de estos certámenes, para prohibirlos?

3.- Nos ha hecho muy bien como humanidad que el feminismo reproche y denuncie  el cruento error y la violencia explícita de cuando hombres y mujeres califican de PUTA a una mujer por ejercer libremente su sexualidad. Pero nos vamos al carajo si  nos cambiamos de púlpito y  empezamos a decirle PENDEJA a la que quiera participar en un certamen de belleza.

4.- Si bien el Municipio no ha prohibido el concurso de Reina de Quito, es un acto soberbio –que raya en el capricho-  no permitir el uso de su  marca “Reina de Quito” a quien lo quiera organizar y financiar.  Hasta pierden plata, que tanta falta le hace, pues bien podría licitarla y cobrar regalías.  Parece que prevalece el discurso de “defensa” a la mujer que un sensato y práctico entendimiento de los gustos y posibilidades de distracción de sus habitantes.

5.- Creo que en el Quito actual, solo una minoría (muy visible, pero minoría a fin de cuentas) quieren mantener esta tradición, a mi modo de ver insulsa, del reinado. Pero se supone que estamos en una feroz y necesaria pelea por los derechos de las minorías. Y estamos en una igual pelea por respetar la libertad de las mujeres adultas de hacer con sus vidas lo que a bien tengan.  No cabe la contradicción.

6.- Detesto que el Estado se convierta en una extensión del hombre y sea el que decide por las mujeres. Detesto que sean hombres los que discuten sobre el aborto, así como fueron solamente hombres los que discutían sobre el voto y la administración de los bienes de la mujer. Y estoy detestando la posibilidad de que el Municipio de Quito, se convierta en el varón  (aunque usando la voz femenina de la hermana del señor Alcalde) que decide si una mujer adulta debe o no debe desfilar donde se le cante.


 7.- Existen situaciones donde todos pueden salir ganando. Y esta es una de ellas.  Los discursos son chéveres, pero más chéveres son los derechos.
De reinas y cosificaciones De reinas y cosificaciones Reviewed by RLN on 13:14 Rating: 5

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