EL MANUAL DE LA BUENA MOZA:

(www.rafaellugo.com)
Un amigo tristemente me comentaba que por las puras alverjas su mujer creía que tenía un romance con una compañera de trabajo. Al principio el muy zángano me contaba la historia totalmente convencido de ser una víctima de las dudas injustificadas de su cónyuge y de haber tenido mala suerte porque se le juntaron un par de situaciones sospechosas. Pero era inocente repetía.
Charlamos varios días después y claro, el pelotudo ya se había olvidado de un montón de mentiras que me había dicho –yo por el contrario tengo una memoria de memory stick-. Comenzó a relatarme el mismo concepto de víctima pero con otros detalles y entonces supe que sí le había puesto los cuernos a su mujer. Le obligué a confesar a trago limpio y al final este sinvergüenza me contó un cuento que era una mezcla entre el kamazutra, Rocky VI y el meneíto.
Francamente lo felicité por su primera actuación. Un mentiroso eficaz debe creerse su propia mentira, pero eso si le hice caer en cuenta que no puede ser tan pendejo de olvidarse de lo que había dicho la primera vez porque si yo era capaz de recordar su versión original, su esposa lo haría mucho mejor.
Entonces nos pusimos conversar de cómo manejarse con el tema de las mozas sin que se afecte la felicidad conyugal ni se desperdicien las posibilidades de alegría que se supone debería dar la amante.
Estos serían los principios básicos de un saludable amantazgo y por consiguiente de un matrimonio armonioso:


La moza no puede ser fuente de problemas. A la que le corresponde por derecho y antigüedad joder la vida es a la esposa. De ahí que cuando uno se casa con la moza ésta sume el rango inmediatamente superior y joderá el doble que su predecesora.
Como consecuencia lógica del anterior enunciado, está totalmente prohibido terminar casado con la moza.
Sin embargo, y pese a las advertencias, solo a un pendejo le pasa que su moza le causa más complicaciones que su mujer. Si ya no puede cambiar de moza, debe cambiarles de estatus. Divórciese, cásese con su moza y hágase amante de su ex mujer. La concordia volverá como por arte de magia a su vida.
La moza debe tener amigas de similar ideología para presentárselas a los amigos del amante. No puede haber un pleno disfrute del amantazgo sin un pequeño gremio de personas en la misma situación.
Compre a su mujer y a su moza el mismo perfume para que huela igualito y no le husmeen como perro antidrogas.
La moza más antigua del grupo de amigos deberá ser la líder y no permitirá que las de menor antigüedad decidan los lugares de reunión. Tampoco asumirá un rol de ente superior, pues la verdad es que ese rol seguirá siendo de la esposa.
La moza deberá ayudarle a comprar regalos a su mujer. Eso denota una camaradería unilateral muy apreciable. Usted en reciprocidad deberá comprarle a su amante algo equivalente al 85% del valor pagado por tal regalo.
No será tan cojudo de pedirle a su esposa que le ayude a comprar un regalo para su moza. Que sea más barato no le salvará de quedarse sin cuerpos cavernosos en dos segundos.
Jamás sea tan animal de contarle a su mujer que el amigo tal anda enmozado, lo único que ella sacará de conclusión será que si él pudo usted también podrá.
Es mejor no tener necesidad de una moza.
En caso de necesidad, es mejor no tener moza fija.
Si ya tiene moza fija, es mejor que tenga marido.
No vaya a ser que quede embarazada y no tengan a quién endosarle la alegría.
EL MANUAL DE LA BUENA MOZA: EL MANUAL DE LA BUENA MOZA: Reviewed by RLN on 11:13 Rating: 5

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