PERDER UN HIJO

Escribo esto como padre. Y también como amigo del doctor Milton Castillo Maldonado, papá de una de las niñas que hace un tiempo desapareció de su hogar. A Milton lo conozco más de 20 años y de él jamás he tenido noticia que me haga pensar que no es un caballero. Escribo ahora que ha pasado tiempo para meditar mucho en lo que pasó.

Hace algunas semanas se perdieron dos niñas. Dos chicas de quince años.  Diez días después de su desaparición, aparecieron con una inusual elegancia: transportas en el avión “Mashi 1” y con la directa participación del Ministro del Interior José Serrano.  Estos son los dos extremos de una experiencia que para algunas personas será por siempre el recuerdo de una desesperación atroz.

Durante los días en que ellas no aparecieron, varias hipótesis, chismes, perversidades y sinceras preocupaciones avivaron el fuego que consumía el corazón de esos cuatro padres. Luego de que aparecieron vivas, mucha gente, demasiada gente sigue especulando, sigue ofendiéndolas y junto a ellas a sus familias. He leído comentarios en redes sociales que son absolutamente imbéciles, absolutamente ignaros, otros son absolutamente insensibles. Los hubo de alegría, y alivio. También surgieron preguntas respetables.

Pero como decía, los días han pasado, y hubo el tiempo para pensar, aquí algunas conclusiones o reflexiones:

1.-Muchos reclaman por el silencio en la investigación. A todos ellos vale explicarles que cuando se involucran a niños o niñas, por LEY se protege sus identidades o situaciones. ¿Han visto videos en la televisión de adolescentes detenidos por varias circunstancias donde sus rostros aparecen pixelados para que no se los reconozca? ¿Han leído noticias con nombres cambiados o usando varias letras X, porque se trata de menores de edad?  Para todos aquellos que se “quejan” (como si de sus asuntos se tratase) de este control en la información, la respuesta es simple: no es capricho de los padres, no es el deseo de ocultar algo, es un tema LEGAL, PORQUE AMBAS SON NIÑAS.

2.- Es increíble la cantidad de gente que por su forma de reaccionar ante su retorno, han dado la impresión de que en el fondo hubiesen preferido un desenlace morboso, trágico, mortal.  ¿Es tan difícil alegrarse por la felicidad ajena en este pueblo casi maldito?  ¡Regresaron vivas!, y tenemos que joder por cómo se marcharon. ¡No fueron a parar en otro país como esclavas sexuales!, y teníamos que resentirnos porque volvieron en el avión presidencial. ¿Alguna vez el avión presidencial tuvo un mejor uso?  Se nota que a muchos no se les ha perdido un hijo, lo cual por supuesto es una buena noticia, pero es una mala noticia la carencia de empatía.

3.- Vale señalar que el doctor Milton Castillo Maldonado es un solvente y permanente crítico del gobierno, por si acaso alguien crea que fue un favor político lo antes señalado.  Por la razón que sea, es muy apreciable la disposición personal y cercana  que tuvo  Serrano, entre otros.  

4.- De buena fuente supe que las niñas “fueron  expulsadas del Colegio Los Pinos”. Pero Milton me cuenta que su nena está asistiendo a clases, en el mismo colegio. ¿Cuántas otras cosas ha escuchado usted sobre ellas? Es altamente probable que sean puercas mentiras.  Moraleja: Todas las fuentes son buenas, pero no sabemos fuentes de qué cosa son, hasta que bebemos sus aguas.  Estas “buenas fuentes” son divertidas cuando salpican a otros niños, no a los nuestros, ¿verdad?

5.- Supe también que un sector de la policía cree que el  uso de las redes sociales por parte de los padres de las niñas fue un error. Creo que ese sector policial se equivoca, la comunidad usualmente es más eficiente que los uniformados.  Otras personas también reclamaron haber sido “utilizadas” en las redes sociales.  Pregunto:  ¿Si se pierde un hijo nuestro, primero debemos asegurarnos de conocer cómo es que se perdió para luego buscarlo con las herramientas que estén al alcance? -No me ayuden a buscarlas hasta no saber si se fueron por su cuenta o si fueron plagiadas-….la sola frase ya es un escupitajo a la inteligencia.  Las redes sociales como Facebook, o Twitter, no son en exclusiva instrumentos para que todos vean las fotos de nuestros viajes, no son solamente para poner en el estatus “soltera” y así enojar al futuro ex marido. No son espacios para opinar o informar u ofender al que piense diferente simplemente. También sirven para buscar y ofrecer ayuda. Pintas de sangre, mascotas extraviadas, departamentos, se piden y buscan en las redes…¿Cómo no hacer lo mismo si han pasado horas sin noticias de nuestros hijos?

6.- Que alguien haya hecho un retuiteo o haya compartido la noticia, no lo convierte en el contralor de lo ocurrido. La familia no le debe explicaciones privadas a usted, solo porque usted se comidió en hacer un click.   Distinto fuese si alguien hubiese pedido dinero para un rescate falso, por ejemplo, cosa que jamás ocurrió.

7.- Dos niñas de quince años han pasado por una experiencia terrible. Además de la poca conciencia de la que se sufre a esa edad, ellas fueron víctimas de algo más.  Espero que las investigaciones oficiales puedan señalar un riesgo latente para evitar casos similares. Estoy seguro de que llegado en momento, aquello que debamos saber lo conoceremos.  Los padres han pedido respeto, han acatado los pedidos policiales de discreción, pero jamás negarán compartir información que sea útil para la comunidad. Ojalá aquellos seres juzgadores, metiches y chismosos logren discernir lo que es información pública y lo que no es de su incumbencia. Ojalá no lo tengan que aprender viviendo en sus propias familias un infierno de diez o más días. Días que no se irán de sus memorias el resto de sus vidas.
PERDER UN HIJO PERDER UN HIJO Reviewed by RLN on 17:51 Rating: 5

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