Hay algunos tipos de mujeres con las cuales
contraer nupcias es el equivalente a vivir en Corea del Norte y quejarse. Pero analizaré solo tres porque con cuatro
seguro ya terminaré hablando de alguna pariente. Y no vale.
Estos tres tipos de
damas son:
1.- La princesa de
papi y mami;
2.- La que sufre de
hambres atrasadas; y,
3.- La culazo.
La
princesa de papi y mami no
tiene remedio posible porque sufre de dos perjuicios directos en el desarrollo
de su personalidad. La una es su papi y
la otra es su mami. En el mejor de los casos y con largos años de terapia y
sobre todo de sufrimiento, esta mujer logrará superar uno, pero no ambos daños
filiales.
Entonces, al pobre gil que se casa con una de
esticas le espera lo siguiente:
Ella, que no ha logrado separar la imagen del
hombre con la imagen del padre todo regalador, complaciente y dispuesto siempre a concederle todo a su mocosa engreída,
espera que su marido actúe igual. El pobre hombre que quiso tener una
compañera, una pareja, de pronto amaneció con una
hija grandota. Y caprichosa como nadie. Un hija a la que quiere hacerle el amor
sin ser actor de tragedia griega. Imagínense ustedes la cara del pobre señor. Y
vuelvan a imaginarlo en su lucha por complacer los caprichos de esta chica que llora
y llora sin entender que el NO también es una opción en la vida. Pobre.
Y por el lado materno, seguro habrán conocido
la historia de la buena mujer que luego de permanecer una hora o incluso menos
con su madre de pronto regresa a la casa arrastrando la jeta, feroz como la
Gorgona, sin que el cónyuge consiga entender que carajos le pasó. NADIE sabe
que ocurre en esos herméticos instantes madre-hija, nadie tiene una grabación o
alguna forma de constancia de qué le dice la vieja a la hija, pero de que
regresa poseída por un demonio que ahuevaría al Papa, regresa. Vale preguntarse además qué gana la bestia de
la madre jodiéndole el matrimonio a su hija, pero eso es materia para
psiquiatría avanzada.
El marido de un ejemplar de esta condición,
al puro estilo de Perseo, tiene que aprender a caminar de retro con un escudo
reflejando la cara de su mujer y dando espadazos a ciegas para protegerse el
tiempo que pueda antes de terminar convertido una estatua de piedra en honor al
cojudo del barrio.
La
de hambres atrasadas es el
resultado de la comparación. Desde chiquita se comparó con los parientes ricos,
con las amigas de familias mejor acomodadas, se compara ahora con sus amigas
que cuelgan fotos de viajes y ropas y carros en las redes sociales y de
comparación en comparación ha desarrollado aquella conducta que dio lugar al
refrán: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Porque esos sí,
aunque el gilazo termine rompiendo hasta las alcancías de los hijos para
pagarle el último vestido carísimo a su acomplejada pareja, ella siempre
seguirá con su niña interior despiertísima y envidiando las muñecas barbies y
los viajes de sus primas platudas, sin que ningún sueldo aguante. De las tres
ésta es la que peor me cae porque además tiene un componente de superficialidad
impresentable digna de un galón de glifosato.
El esposo de esta singular damisela tiene un
doctorado honoris causa en centrales de riegos, se inventó la venta anticipada
de décimos y de las utilidades, ha desarrollado un tic nervioso que le pone a
temblar las huevas cuando su mujer pasa la tarjeta de crédito adicional por
algún data fast, pero por alguna
razón creen que el afán disipador de su mujer le da un toque de distinción y
finura que se siente en la obligación de financiar. O sea cree que se casó con una diva.
Jajajajajaja.
LA
CULAZO: Es una suerte de
víctima de su propia belleza. Por estas
latitudes donde las guapas son minoría, las pobres terminan castigadas por ser
así. Es que la mayoría de mujeres muy
bellas nunca sienten la necesidad de entregarse con generosidad sincera, de ser
chéveres, de ser amables más allá de la cuenta. La tarea de babosos que las
rodean están dispuestos a darlo todo a cambio de sus gracias y el resultado es
que las culazo llegan a creer, por ejemplo, que el sexo oral de rodillas es una tremenda
humillación. Encima más es altamente probable -al menos en la zona andina- que la culazo, ni siquiera tenga culazo.
La culazo es asquienta, hace muecas, y es egoísta en todos los
sentidos porque cree que el mundo nació para complacerla y admirar su belleza.
Por su puesto, en ese mundo producto de su desvarío se incluye su contraparte matrimonial
que a los pocos meses ya se está arrepintiendo de haberse juntado con semejante
carbón en bruto, solo para sacarle pica a sus panas que también fantaseaban
babosamente con la culazo.
Pasan los meses, el que se casó con la
culazo, mal o bien ya ha conseguido familiaridad sexual con ella. Es decir,
para el marido ella es simplemente su mujer, pero la culazo sigue actuando con
él como si fuera LA culazo. Ella seguirá
pensado que con irse a la cama y abrir las piernas en un máximo de 90 grados, cerrar un ojo y gemir falsamente ya
puso la mitad (sino más) de la factura amatoria, mientras el otro pobre dale a
la reempujada y cuidadito no ponga
cara de gratitud y mucho más cuidadito termine antes que ella (las culazos no
entienden de resignación, siendo esto algo que habla bien de ellas). Y así como
en la cama, será en la vida con ropa: la culazo creerá siempre que él está en
deuda con ella.
Solo la espuma flex es eterna, así que la
culazo envejecerá, y correrá el riesgo de que su frágil auto estima se quiebre
como esas ostias grandotas del supermaxi, cuando sus amigas fieritas, las no tan guapas, o las igual de guapas pero
racionales, empiecen a hablar de lo feliz que las hacen sus esposos que luego de
nisecuántos años de intimidad todavía
se lanzan como tigres al acto sexual con ellas. Bienaventuradas las lindas que
se entregan como feas, que de ellas es el reino de este mundo.
No está por demás considerar que las categorías se cruzan, como por ejemplo la princesa de papi pero fea y por lo tanto convencida de que es culazo. La de hambres atrasadas y culazo que viene a ser un cruce peor que la del Chambo con el Patate. La de hambres atrasadas y además princesa de papi que es una esquizofrénica inclasificable porque si el taita le daba todo, entonces ¿de qué chuchas se queja? Y la suma de todos los miedos que es la princesa de mami, con hambres atrasadas y además culazo, ejemplar visto más veces de lo que se imaginan. Que se la ve salir echando fuego por los ojos de alguna tienda, repleta de fundas con compras, esperando que alguin de alguna revista le saque una foto por lo bella y emputecida porque se le acabó el saldo de la tarjeta del marido. Y del brazo de la malhadada cotorra de su madrecita.
En conclusión: estas tres categorías de damas
tienen en común un gran pendejo que no sabe que el divorcio existe desde la
revolución liberal. Y unos cachotes más grandes que la deuda con China.
EL MAL CASADO
Reviewed by RLN
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12:42
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