Creo
que puede explicarse el nivel de la política ecuatoriana en unos cuantos metros
cuadrados de Quito. Con un par de barrios es suficiente. Con un par de barrios, sus calles y miles de
personas al volante. Con esos miles que
somos los que vamos a las urnas y colocamos un espejo de nosotros para que sea
nuestro gobernante nacional o seccional.
Ese
egoísmo arbitrario y corrupto que vemos en ellos, que tanto nos emputa, duele,
decepciona, y violenta creo que puede explicarse en unas cuantas calles de la
capital.
Si
no se han fijado, fíjense la próxima vez que vengan conduciendo su auto por la
avenida 12 de octubre desde el norte hacia el sur. Lleguen al redondel de la
Plaza Artigas. Observen a los que ya “han ganado el redondel”, a la mayoría
sólo les hace falta ponerse una banda
que diga MI PODER EN ESTE CARRIL PREFERENCIAL.
Pobre del que quiera salir, incluso aunque tenga espacio. El empoderado
que viene se le colgará del pito, le gritará, le lanzará el carro. Y peor le va
al que va en el carril del PODER si prefiere ir suave, dando chance a los otros
para que entren a la circulación: a ese le dirán de todo y especialmente se
pondrá en duda su virilidad, y su inteligencia. Esa inyección de PODER que
entra en fracciones de segundo y dura lo mismo mientras vas por ese puerco
carril es lo que somos y lo que solemos elegir.
Pero
sigue avanzado hacia el sur por la misma avenida. Por razones que ni Isaac
Newton lograría explicar, en esa avenida tan llena de tránsito, hay una cuadra
donde la gente se parquea nomás. Entre la General Salazar y la Cordero. Los
letreritos de NO ESTACIONARSE son adornos fieritos. A nadie le importa el trancón
causado por la reducción de tres a dos carriles durante una cuadra completa.
Años han pasado de esta cosa tan extraña.
Un
poco hacia el norte en la 6 de diciembre y Alpallana también se arman unos
tacos increíbles que incluso afectan la circulación de la avenida República.
Resulta que hay una casa donde funciona una empresa de medicina prepagada y
cuando su estacionamiento se llena el guardia cierra la puerta y los simpáticos
clientes optan por esperar en la 6 de diciembre (usando uno de los dos únicos
carriles disponibles para los autos) hasta que alguien salga y haya un
puestito. Qué lindos, qué ejemplares
ciudadanos que se limpian el culo con el resto de la ciudad y que seguramente
esperan que sus políticos sean perfectos cumplidores de la ley y respetuosos
del derecho ajeno.
Finalmente,
voy a contarles la historia de Alfonso Perrier.
Alfonso Perrier es una calle que está ubicada al este del parque José
Navarro y va de sur a norte. El parque José Navarro es más conocido como el
parque de las Tripas Mishquis de la Vicentina. Las Tripas Mishquis son pulcros
intestinos de vaca cocinadas en un brasero de carbón. Cuando las Tripas
Mishquis emigran a Argentina empiezan a llamarse Chinchulines. En fin, en la
calle Alfonso Perrier, que está muy cerca de la esquina del parque donde están
instaladas las vendedoras de tripa, hay dos letrerotes que dicen NO ESTACIONAR.
Estos letreros son invisibles para los comensales de las famosas tripas
mishquis, se estacionan generando un tráfico maldito pues resulta que esa
mínima calle es una de las pocas salidas desde Quito hacia los valles de
Cumbayá, Tumbaco, Puembo, Tababela, etc.
Entonces
cada cierto tiempo llegan policías que, entre los reclamos de las señoras que
preparan esa porquería, ahuyentan so pena de multas a los conductores
hambrientos. Pero cuando los policías se van, inmediatamente como moscas a la
mierda, llegan tropeles de gentes en sus vehículos a estacionarse donde está
prohibido, sencillamente porque no les gusta caminar, pero si les gusta comer
tripa mishqui y además se mean en el problema de tráfico que causan a sus
conciudadanos.
Y
así, Alfonso Perrier y otras vías de la ciudad, nos enseñan cómo la el egoísmo, el abuso de
poder, la inobservancia del derecho ajeno, no son asuntos del mandatario de
turno, sus amigotes o sus parientes exclusivamente, pues qué carajos se puede
esperar de una sociedad (y de quienes elije) que no es capaz de respetar ni una mísera norma
de tránsito, o que actúa como si la cortesía fuese una expresión de cobardía. Personalmente al menos, esto
de buscar el político medianamente bueno en una sociedad como la nuestra es hasta
cierto punto una sinvergüencería y será usualmente una utopía.
Claro que los políticos que seleccionamos son responsables de sus actos, esto no es una declaración de inimputabilidad hacia ellos, pero si una convocatoria a mejorarlos a través de nuestros propios actos.
Claro que los políticos que seleccionamos son responsables de sus actos, esto no es una declaración de inimputabilidad hacia ellos, pero si una convocatoria a mejorarlos a través de nuestros propios actos.
VOTOS AL VOLANTE
Reviewed by RLN
on
8:05
Rating:
No hay comentarios:
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.