Con
la mano en el corazón amigos, ¿qué utilidad tiene un símbolo “patrio” como un
himno o una bandera o un escudo?
¿Vale
la pena una trifulca en el Concejo Metropolitano de Quito por algo tan onanista
como qué estrofa vale y cuál no? Si bien la experiencia sirvió para reafirmar
la duda de que los concejales de Alianza País van a estorbar todo lo que puedan a la nueva administración (ojalá la consigna no sea dañar al actual alcalde a costa de la ciudad), también la experiencia le debe
servir al alcalde Rodas para escoger bien las peleas y no pararse en minucias. Las carencias de la era barrerista no se corregirán por volver a la estrofa a la que estábamos acostumbrados.
Para
quienes vociferan en contra el himno por ser colonialista, les hago caer en
cuenta que el mismo hecho de tener un himno es una costumbre que llegó de
allá. (Así como los que resienten del Halloween que vino de afuera pero festejan Navidad que también.)
Para
quienes prefieren una versión más “mestiza”, hasta les doy la razón, yo mismo
he sostenido que a Quito debería festejársele en agosto y no en diciembre, por
las razones históricas que todos ustedes dominan. Sin embargo, regreso a la
importancia del objeto de discusión: ¿de qué sirve un himno? ¿Qué bache de la ciudad se cubrió milagrosamente de asfalto desde que se dejó de cantar "España te amó"?
Unos
dirán que nos da identidad, lo cual es digno de ser pensado más de dos veces
porque no puede ser posible que la identidad de una ciudad resulte de una canción escrita hace décadas
por una sola persona (un cura católico nacido en Cotacachi).
Quito y el destino de Quito es y será el
resultado de la suma de sus habitantes -oriundos y chagras- y
sus distintos defectos y virtudes. No somos el texto de una canción que apela,
como todo himno, a una función patriotera, cursi, y belicosa. O
capaz que si somos patrioteros, cursis y belicosos a falta de un verdadero
valor superior al cual apelar.
Los
símbolos que tenemos (me refiero a los himnos, a las banderas o a los escudos),
¿qué sentimientos impulsan en nuestro interior? ¿A cumplir las leyes?¿A ser
empáticos con nuestros semejantes o con la naturaleza? Los símbolos nos sirven tanto como le ha
servido al cóndor ser el protagonista del escudo al momento de ser asesinado y
llevado al lindero de la extinción.
Le
pelea de los ediles por la estrofa española y la mestiza y la mayoría de sus
derivaciones y expresiones fuera de la casa Municipal demuestran que los
símbolos patrioteros despiertan otros sentimientos, y ninguno es altruista o
elevado. Han estallado la revancha, el desquite, el racismo, la vanidad, y
hasta las ganas de joder. No hay que olvidar que son herramientas
políticas, armas del poder, formas de controlar a los más volubles que son la
mayoría. Por esa razón en la historia de los países estos símbolos han ido
cambiando conforme el deseo de los que gobiernan. La historia de
España es una muestra de cuántas banderas y escudos han cambiado desde el siglo
XIII hasta la presente fecha. Los
símbolos patrioteros son incitaciones al odio al distinto en definitiva.
¿La
inequidad social, el tráfico vehicular, el desorden, la basura, la contaminación, la
corrupción, la delincuencia, van a
encontrar soluciones según la cancioncita que nos pongamos de acuerdo en
cantar?
A
ver si le ponemos énfasis a lo que realmente necesitamos como ciudad, gentiles
vecinos.
O
por último canten TODAS las estrofas (que hay para todos los gustos, la
verdad) y en las que más se sientan
identificados, aprieten mucho los ojos llorosos, suban bastante el volumen,
inflen el pecho y aprieten los puños hasta que se les claven las uñas en las
palmas de las manos. Van a consumir
calorías, de algo debe servir tanto esfuerzo.
PREOCUPARSE POR LA PAJA
Reviewed by RLN
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8:07
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