A LIMPIAR LA MIERDA

-Señorita Jueza 1: ¿Qué edad tienes?

-Concursante: Dieciséis

-Señorita Jueza 1: Y ya tu eres autodidacta, ya los sabes todo como para creer que tu te puedes autoeducar en casa y llevarte a crecer (balbuceo inentendible), ¿verdad? A los dieciséis…Yo pienso que necesitas profesor de canto….sola no vas a poder…

-Señorita Jueza 2: ¿Tú crees en dios?

-Concursante: No

-Señorita Jueza 1 (interrumpiendo): Pues deberías creer mamita (otro balbuceo inentendible).

 -Señorita Jueza 2: Sin dios no llegas a ningún lado por eso es que tú crees que siendo AUTODIDÁCTICA vas a llegar a la cima y no lo vas a hacer….



Charlas como esta sin duda ocurren en cualquier espacio de nuestra sociedad: en buses interprovinciales, en talleres de autoayuda, en reuniones para rezar, esperando en alguna fila, en chats en redes sociales, en clubes de libros, en salas de espera, en fiestas fastuosas, en baños de chongos, en camerinos de estadios, y en cientos de otras circunstancias. Intercambios así son inevitables pero el que acabo de citar es distinto porque ocurrió en televisión abierta en un show de concurso musical que debió haber sido visto por miles de niños, jóvenes y adultos de este país que se queja dolorosamente de no abandonar el hueco intelectual en el que nació. 


Me corresponde, desde este minúsculo blog hacer lo que hace uno con su pedazo de vereda cuando un camión cargado de mierda derrapa y se vira ensuciando todo el barrio: limpiar lo que se pueda. El fuego se apaga entre todos con la colaboración que sea y se pueda dar. 

Me he quedado impactado con los dos mensajes que han llegado a miles de personas: “solo no puedes”, y “sin dios no llegas a ningún lado”.  Ya me voy a ocupar de la televisión que hizo posible esta contaminación, pero ahora miremos de cerca estas perlas.

Siendo así, comento que entre cientos de genios de la humanidad, encontramos ejemplos de autodidactas en  Borges, Cervantes, y García Márquez.   “Suspendí mi educación cuando tuve que ir al colegio”, dijo George Bernard Shaw; “Nunca he permitido que la escuela entorpeciese mi educación”, dijo Mark Twain; “Ser autodidacta es, estoy convencido, el único tipo de educación que existe” señaló Isaac Asimov.

Si bien la ciencia es una cadena de aportes de seres pensantes y críticos que fueron destapando poco a poco a lo largo de la historia el velo de nuestra ignorancia y debilidad por la hechicería milagrera,  el pensamiento científico, los instrumentos y experimentos inventados por tantos seres superiores como Halley, Newton, Copérnico, Ampere, Volta,  y muchísimos más,  son ejemplos de esa autoeducación producto de su propia investigación, que ha mejorado la vida de millones de seres humanos, incluidos aquellos que desdicen del conocimiento adquirido por cuenta propia.

Ahora bien, no estoy formulando un postulado absoluto según el cual solo quien es autodidacta triunfa, todo lo contrario, quiero limpiar mi vereda de esa mierda regada que son los enunciados emitidos a  modo de verdad absoluta como recetas infalibles de lo que sea.  Se puede lograr algo, triunfar, o lo que sea siendo autodidacta o no, el resultado de una vida es responsabilidad de la persona y no solamente de su forma de recibir o encontrar el conocimiento.

En cuanto a aquello de “sin dios no llegas a ningún lado”,  otra mentecatez  preñada del más primitivo y básico fundamentalismo:  Sagan, Thomas Mann, Ibsen, Dovstoyevsky, Chaplin, Laplace, Voltaire, son unos pocos ejemplos de entre miles de personas que llegaron nomás a algún lado sin dios.  Vuelvo a lo anterior, no estoy diciendo que hay que ser ateos para llegar a algo, solo que la historia ha demostrado que se puede de ambas maneras, creyendo o sin creer en cualquiera de las ideas que de dios ha dado cada religión del mundo a lo largo del tiempo.

Como dije, frases así se lanzan por todas partes y a toda hora, éstas lamentablemente han tenido el micrófono, la imagen y el eco de una estación de televisión ecuatoriana.  Una estación que se queja del clientelismo político pero no tiene empacho en tratar de alcanzar  sus números de rating ansiados a punta de programar circos de la más baja ralea. Así es la televisión de mi país, casi en su totalidad. 

Cierto es que los canales de televisión privados necesitan vivir de la publicidad –algo diferente a aquellas que son del estado y cuentan con su apoyo, sin haber mejorado la calidad de la televisión- y para que haya publicidad deben tener rating. Rating al costo que fuere, aplicando un utilitarismo en su peor definición. Un utilitarismo que pretende justificar una práctica donde millones se ceban de porquería intelectual a cambio de que otros tengan trabajo.  Las agencias de publicidad también tienen su cuota de responsabilidad pues por lo general colocan los anuncios de sus clientes donde hayan más ojos, sin otra medida, ni apreciación, ni análisis.

Y así seguiremos nomás, no estamos listos para ser mejores.


Viva Netflix.

A LIMPIAR LA MIERDA A LIMPIAR LA MIERDA Reviewed by RLN on 13:28 Rating: 5

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